domingo, 10 de noviembre de 2013

INTRODUCCIÓN HISTÓRICA

El origen centralizado
Con la sanción de la Constitución Nacional de 1853 se reconoce a la educación primaria como una responsabilidad atribuida a las provincias, puesto que en su artículo 5to se estableció que el sostenimiento de la educación primaria es obligación directa de cada jurisdicción provincial. Pero la acción morosa e ineficaz de las Provincias, la escasez de recursos y sus estructuras sociales tradicionalistas y feudales son un obstáculo para el desarrollo de la educación primaria La Ley N° 1420 del año 1884 fue su norma fundamental, pero por las razones antes apuntadas, en 1905 una legislación complementaria, permite a la Nación –a ‘solicitud’ de las Provincias, para respetar el espíritu del 5° artículo constitucional- actuar directamente en las áreas interiores. Es a partir de este momento –y desde el poder central- que el sistema realmente se constituye a nivel nacional. Como consecuencia de la sanción en 1905 de la Ley Láinez, el Consejo Nacional de Educación (CNE) se transformó en el organismo encargado de administrar directamente todas las escuelas públicas primarias creadas por la Nación en jurisdicción provincial. En la Provincia de Buenos Aires las escuelas Láinez tuvieron una importancia menor (Adriana Puiggrós; Escuelas provinciales: 2166, Escuelas Láinez: 198 (año 1936). ‘La educación en la historia Argentina’, La Iglesia y sus aportes en el debate por una nueva Ley de Educación. Dra. Susana Carena) creándose escuelas primarias nacionales en lugares desfavorables.

La Provincia de Buenos Aires sostuvo un sistema escolar propio, desde la sanción de la Constitución de 1853 y de la Ley de Educación Común en 1875, con el Reglamento Escolar de 1876, aprobado durante el mandato de Domingo F. Sarmiento en la Dirección General de Escuelas. Esa legislación fue ampliamente democrática, ya que confió la conducción del sistema educativo a órganos colegiados e instituyó Consejos Escolares en los distritos, con designación de los consejeros por elección directa.
Por lo que respecta a la enseñanza secundaria, la historia es bastante diferente. Su expansión se fue dando al ritmo de la propia demanda educativa, de manera paulatina, pero sin una ley que regulara su estructura y funcionamiento. A pesar de esta diferencia importante con el nivel primario, una característica común a ambos niveles fue la fuerte presencia del Estado nacional en el ámbito de la educación pública como prestador del servicio, en comparación a los esfuerzos realizados por las provincias.

Los Colegios Nacionales

El decreto de creación de los colegios nacionales en varias capitales de provincias elaborado por el gobierno de Mitre en 1863, ubica la fecha de iniciación en el país de una enseñanza con características definidas sobre la base de un humanismo clásico, de tipo enciclopedista, preparatoria para la universidad. Este contenido, no ofrecía atractivos para los grupos dedicados a las actividades productivas, ya que la otra opción para los egresados de los colegios nacionales era un puesto en la administración pública. El título de ‘doctor’ era imprescindible para tener acceso a los niveles más altos de la dirigencia política. En 1889, las cámaras de diputados y senadores del país estaban compuestos en un 96% y 95% por médicos o abogados. Los colegios nacionales dependieron del gobierno central en todos sus aspectos. Mientras el sector que tenía acceso a la enseñanza media y superior era el que ofrecía mayor interés para la socialización política, su control quedó en manos del poder central.
La crisis económica y política que sobrevino con la Revolución de 1890, motivó en esta década, proyectos ministeriales destinados a lograr la diversificación de la enseñanza, basados en las críticas de que la escuela media preparaba exclusivamente para la universidad o para la administración pública. Analizando estos proyectos, en el plano de las realizaciones concretas, lo único que puede señalarse es la creación de dos escuelas comerciales en Buenos Aires (una para varones y otra para mujeres) en 1890 y 1897, respectivamente, otra en Rosario, en 1896, y al final de la década, la creación de la primera escuela industrial. (Tedesco, J. C. (1993), “Cap. III, La función política de la educación”, en: Educación y Sociedad en la Argentina(1880-1945), Solar, Bs. As)
Posteriormente, la enseñanza media argentina fue sufriendo un proceso de progresiva diferenciación. Como consecuencia de ello, la escuela secundaria comenzó a abandonar su carácter de institución preuniversitaria y pasó a convertirse, primero, en una serie de establecimientos educativos especializados y, finalmente, en una institución de carácter posprimario. Así, junto al colegio nacional comenzaron a convivir la escuela normal, la escuela de comercio, el colegio industrial, la escuela de enseñanza agropecuaria, la escuela normal rural y la escuela de formación profesional que ofrecían una formación básicamente orientada al trabajo (Augusto M. Trombetta: LOS TERCIARIOS EN LA HISTORIA ARGENTINA,1998,TESIS DE MAESTRÍA E INFORME DE INVESTIGACIÓN). A los egresados de estas escuelas secundarias les estuvo vedado el ingreso a la Universidad hasta después de mediados del siglo XX, por lo que quienes deseaban profundizar sus estudios debieron buscar otras instituciones que satisficiesen sus necesidades.
A la par que el Estado estableció la obligatoriedad de la educación básica, aumentó la necesidad de maestros. Entre 1871 y 1888 se cumplió la obra de fundación de 34 Escuelas Normales en capitales provinciales y ciudades de importancia regional. Luego se agregaron 21 escuelas más entre 1894 y 1910.  
En 1886, un decreto de Roca y el ministro Eduardo Wilde pone las bases de lo que se comenzó a llamar Escuela Normal Superior y que fue el origen de las escuelas normales de profesores, con la misión de preparar a los docentes de la escuela media argentina, a los profesores de las escuelas normales, y al personal de dirección e inspección de las escuelas primarias (Lic. Gladys Leoz Tesis de Maestría “Las significaciones sociales imaginarias vinculadas a la “Educación Superior no-universitaria”).
El artículo 1º de dicho decreto dice: "Hay dos clases de Escuelas Normales: las elementales y las superiores. Las primeras están destinadas a la formación de maestros y maestras de educación primaria elemental; y las segundas, no sólo tienen este objetivo, sino también el de formar profesores y profesoras competentes para la superintendencia, inspección y dirección de las escuelas comunes y para el magisterio de las escuelas normales. Sólo son superiores las dos escuelas normales de la Capital y la de Paraná".
Este tipo de profesorados desapareció, a raíz de un decreto del Poder Ejecutivo que dispuso transformar sus planes y secciones de acuerdo con la estructura de los Institutos Nacionales del Profesorado Secundario. Es, en 1954, cuando, en los hechos concluyó el ciclo histórico de las escuelas normales de profesores y se graduaron los últimos profesores normales propiamente dichos (Idem anterior).

Las Escuelas Normales Populares

A raíz del crecimiento sostenido del sistema, la Provincia de Buenos Aires pretendía dar respuestas y proveerse de maestros, ya que las Escuelas Normales Nacionales resultaban insuficientes. Por esta razón, hacia 1912, en varias localidades donde no existían estas instituciones, se fundan las Escuelas Normales Populares, creadas y sostenidas por las distintas ‘Sociedades Populares de Educación’, aprobadas el 18 de diciembre de 1913 por el Consejo General de Educación bonaerense.
Las Escuelas Normales Populares (Cabe aclarar que, por aquellos años, ‘popular’ era sinónimo de ‘no oficial’) fueron las primeras instituciones formadoras de maestros de la Provincia de Buenos Aires. En la historia aparecen como objeto de disputa en la lucha política entre conservadores y radicales. Lo cierto es que su número creció rápidamente: en 1914, apenas un año después de su creación, sumaban 34, llegando a 37 en toda la Provincia (Pablo Pineau, La escolarización de la provincia de Buenos Aires (1875-1930) Una versión posible, FLACSO, 1997).
En sólo dos años, se crearon tantas ENP como aquellas que la Nación había creado a lo largo de 22 años. Cada ENP contaba con su plantel docente para dictar las materias del programa normal, que era igual al de las Escuelas Normales Nacionales. Así lo había dispuesto especialmente el Consejo General de Educación. Estas instituciones, que se multiplicaron, llevaban a sus alumnos a rendir sus exámenes en una oficina creada en la Dirección General de Escuelas en La Plata, y allí se les otorgaban los títulos de maestros infantiles, elementales y superiores. Asimismo, se fijó una edad mínima para el ingreso a las ENP: 14 años para las mujeres y 16 años para los varones. “La Plata, eje de la formación de maestros”
"A la escuela normal popular de Mercedes, que fue la primera de su tipo en la provincia, siguió la de Avellaneda; a ésta la de La Plata, Magdalena , Florencio Varela, Lomas de Zamora y muchas otras después hasta el número de veinticinco, realizándose este esfuerzo colosal en poco más de seis meses". "La fundación de escuelas normales sostenidas directamente por el pueblo, con el debido contralor de las autoridades escolares respectivas, es una necesidad sentida en nuestro país". José J. Berrutti Educación, Buenos Aires, en 1913, citado por Gustavo Cirigliano
Pero hacia la década del veinte el problema se invirtió y otros interrogantes surgieron: ¿Qué hacer con los maestros sin puesto? Las Escuelas Normales Populares se convirtieron en objeto de críticas diversas. ‘El país, que sólo necesita por ahora, la incorporación anual de mil setecientos maestros, ve diplomarse, año tras año, a más de tres mil, sin contar con los que egresan de las escuelas normales creadas por los gobiernos de provincia o con los que obtienen, mediante examen, título supletorio que habilita para la enseñanza primaria. Estamos ya frente a un proletariado normalista cuyas quejas, exteriorizadas día a día por los órganos de opinión, preocupan seriamente al P.E.’ (Memoria Ministerio del Interior 1919-1920, p. 318)
En Florencio Varela, en el año 1913, en el edificio de la Escuela primaria N° 1 funcionaba la “Escuela Normal Popular de Maestras de Florencio Varela”, con una inscripción de 85 alumnas. De esa escuela egresaron numerosas maestras, pertenecientes a este pueblo y a localidades vecinas. Entre los vecinos integrantes de la Comisión Directiva, Profesorado y Autoridades Escolares se mencionan a Agustín Añorga, Eleuterio Fernández, Oscar Caminos, Severo S. Esteves, Antonio L. Otero, Ing. Mataloni, Ernesto J. Lozano, Enrique Llanos, Ramón López, Carlos S. Borsani, Juan Terzaghi, José Gustinelli, Rafael Catenaccio, Francisco Rolandelli, Agustín Irusta, Juan Ramón Esteves, Guillermo Gras, Godofredo D. Coca, Pedro F. Monroy, Jacinto R. Sosa y otros. La escuela dejó de funcionar algún tiempo después. “Nueva Era”, Cincuentenario de la creación del partido de Fcio. Varela; 30 enero de1941.
En 1915 se limitó la posibilidad de la población para fundar nuevas ENP, y pasó a ser de exclusiva incumbencia del Director General su establecimiento. Pero el mayor debate se produjo a partir de los intentos de DGE por homologar los programas y los estatutos de las Escuelas Normales Populares con los de las Escuelas Normales Nacionales. Finalmente en 1917, la DGE estableció el programa nacional. En febrero de 1919, a raíz de una serie de problemas con las calificaciones de los exámenes, se clausuró la inscripción a primer año en las ENP, medida basada en un informe de la Inspección. Este fue el paso que condujo a la decadencia y posterior clausura de las ENP. Algunas de ellas, como las de Avellaneda, Morón; Chacabuco y General Pueyrredón, demandaron años más tarde poder reabrir el dictado de primer año sin mayor éxito. Otras, como las de Luján, Lomas de Zamora y Morón, lograron convertirse en Escuelas Normales Nacionales (Pablo Pineau, obra citada).

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