Pasan los años, la comunidad varelense crece y necesita imperiosamente una escuela media. (Datos Censos Nacionales) 1947: 10.480 habit.; 1960: 41.707 habit.) Esta inquietud es tomada en cuenta por gente del Rotary Club, quién luego de algunas reuniones, asiste junto con la comunidad al inicio de las clases el 20 de abril de 1953, en el Instituto Nuestra Señora del Sagrado Corazón de enseñanza privada, en la que por entonces se llamaba Escuela Secundaria Normal Nacional, con un curso de cinco años, a cuyo egreso las alumnas serían maestras; contándose 11 profesoras y 36 alumnas. El título era Maestra Normal Nacional. (Mi Ciudad, Suplemento Especial, 50 años de Enseñanza Media en el Instituto Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Fcio. Varela) Junio 2003
Entre 1966 y 1973 la Reforma Educativa de la autodenominada "Revolución Argentina" tuvo como cabecera piloto a la Provincia de Buenos Aires: en 1970, se intentó establecer una Escuela Intermedia de 4 años, una secundaria de 3 años y la promoción automática dentro del ciclo elemental, entre otras medidas.
En 1968 se propone una reforma estructural del sistema educativo argentino y se definen nuevos criterios curriculares. La primera modificación de importancia es la de la supresión de la Escuela Normal y la creación de la formación docente en el nivel de educación superior, reforma ésta que se concreta con alcance nacional. Daniel Pinkasz, Cecilia Pittelli: Las Reformas Educativas en la provincia de Buenos Aires (1934-1972); en Adriana Puiggrós, HISTORIA DE LA EDUCACIÓN EN LA ARGENTINA (Tomo VII), Edit. Galerna
De acuerdo con esta medida, inscripta dentro de la tendencia a profesionalizar la docencia, se produjo un cambio en la formación de docentes para el nivel primario: pasó de ser efectuada en el nivel medio a desarrollarse en el nivel superior. En 1970, mediante la Resolución Nº 2.321/70, se dio vida a los profesorados de enseñanza elemental, denominados Institutos Superiores de Formación Docente, que funcionarían en las antiguas escuelas normales y en los institutos de profesorado secundario. (Augusto M. Trombetta, obra citada).
Pero sólo dos años más tarde, en 1972, se produjo una nueva reforma restableciéndose el ciclo de magisterio en las escuelas normales, aunque se introdujeron importantes modificaciones. La carrera completa de magisterio se cursaría en dos etapas, una vez cumplido con el ciclo básico del nivel medio. La primera etapa correspondería a los dos últimos años de la enseñanza secundaria, en los que se incluirían materias del área pedagógica. La segunda etapa estaría formada por dos años a cumplir en el nivel terciario, donde se estudiarían materias técnico-profesionales orientadas a lograr «una formación adecuada para el desempeño docente en la escuela primaria» (MCE 1974, I: 142). En este escenario se volvió a emitir el titulo de Maestro Normal.
Pero a principios de 1973 se introdujo una nueva modificación llamada Plan de Estudios del Magisterio. La diferencia básica con el plan anterior era que los egresados de las distintas modalidades de la escuela media podían acceder a dicho ciclo tras rendir las materias pedagógicas que se cursaban en los bachilleratos pedagógicos. Nuevamente se cambió el titulo que se otorgaba: Profesor para la Enseñanza Primaria.
En los primeros años de la terciarización -entre los años 67 y 69- se dio un fenómeno particular: la matricula estaba compuesta por adultos, la mayoría de los cuales eran docentes en ejercicio que veían la posibilidad de mejorar su preparación profesional y cualificar su titulación, posicionándose con ventajas en su campo. A partir de los años 70 se evidenció un cambio, que muchos aducen al deterioro de la situación socio-económica de los alumnos, cuando comenzó a observarse entre los estudiantes comportamientos que no condecían con la cultura normalista. En los ´80, esta situación se hizo más compleja cuando empezaron a hacerse evidentes tanto dificultades que presentan los alumnos para el trabajo intelectual como el rechazo por las disciplinas de fundamento, como Filosofía o Ética, o contextuales, como Sociología e Historia y a la marcada preferencia por asignaturas más relacionadas con la práctica como Didáctica Especial y Planeamiento. También era notorio que tendían más a la reproducción que a la crítica del orden social. Los profesores y autoridades de la época consideraban que esto era producto de dificultades en la comprensión de textos motivado por el cada vez mayor alejamiento de la lectura. Asimismo, la matricula de los terciarios quedó atada -material y simbólicamente- a las políticas de admisión en las universidades, es decir que la matricula de los terciarios crecía en las épocas de ingreso restringido en la universidad y se desmoronaba en épocas de ingreso irrestricto. El desplazamiento de la matricula de los terciarios a la Universidad llevó a que –consciente o inconscientemente- se bajaran los niveles de exigencia para su ingreso y la permanencia en el nivel terciario. Esto permitió que ingresaran a ellos una población con menor capital cultural. Liliana Aguiar (2004)* considera que más que hablar del empobrecimiento económico del alumnado hay que hablar del empobrecimiento del capital cultural de los mismos. Es decir que los actores sociales de las instituciones terciarias, además del deterioro en su posicionamiento como clase, denotaban en su trayectoria el empobrecimiento de su capacidad para abordar problemáticas de nivel teórico. Un fenómeno llamativo que se dio en las instituciones de formación docente fue la desvalorización de los contenidos pedagógicos teóricos en contraposición a la atracción que generaban las prácticas docentes. Lic. Gladys Leoz Tesis de Maestría, obra citada. * Aguiar L. (2004) “La reforma educativa y la formación docente en un nuevo vinculo sociedad / estado. Contextualización histórica.” en el libro Edelstein, G y Aguiar L. (2004): Formación Docente y Reforma. Cba: Ed. Brujas
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